En el día 72 del Reto 3000 kilómetros, Shin Fujiyama, el filántropo japonés-estadounidense, llegó al municipio de Acacoyagua, donde fue recibido con gran entusiasmo por la comunidad. Este asentamiento de origen japonés, con profundas raíces históricas que se remontan a la migración durante la Segunda Guerra Mundial, se unió al desafío en una jornada que resaltó los lazos de hermandad entre Japón y México.
El reto de Fujiyama, que comenzó en la frontera entre Estados Unidos y México, tiene como objetivo recorrer 3000 kilómetros a pie para recaudar fondos destinados a la construcción de 10 escuelas en Honduras. Hasta la fecha, Fujiyama ha recorrido 2000 kilómetros, habiendo pasado ya por varios estados mexicanos, y espera completar su travesía en los próximos días al cruzar la frontera hacia Guatemala.
Durante su paso por Acacoyagua, Shin Fujiyama corrió los 42 kilómetros del maratón acompañado de la comunidad local, quienes expresaron su apoyo al proyecto educativo que él lidera. "Dedico estos kilómetros a la hermandad entre el pueblo de Japón y el de México", comentó emocionado Fujiyama, destacando el valor de la colaboración internacional para causas solidarias.
El camino hacia Centroamérica
El filántropo y bloguero japonés-estadounidense espera llegar a Guatemala en los próximos siete días, habiendo recorrido en su trayecto por México aproximadamente 2000 kilómetros. Su llegada a Chiapas fue el jueves 19 de septiembre y con ello marca el cierre de su paso por el territorio mexicano, con su siguiente destino en Tapachula, uno de los municipios fronterizos clave de su ruta.
Fujiyama recibió apoyo de elementos de la Delegación de Seguridad Turística y Vial de Arriaga, quienes le brindaron acompañamiento mientras cruzaba el municipio. Jhon Gilbert de los Reyes Ortiz, jefe de la delegación, coordinó la seguridad para garantizar que el desafío del filántropo se desarrollara sin contratiempos.
Shin Fujiyama continúa su marcha hacia Honduras, impulsado por el espíritu de colaboración y la esperanza de ofrecer un futuro mejor a los niños de Centroamérica. Su esfuerzo no solo ha movido a comunidades en México, como la de Acacoyagua, sino que también ha inspirado a miles de personas que siguen de cerca su travesía, sabiendo que cada kilómetro recorrido se traduce en una oportunidad educativa para quienes más lo necesitan.