Productores de soya del Soconusco buscan contribuir con el medio ambiente ante la crisis climática por lo que buscan evitar el uso de semilla transgénica, cuyas plantaciones requieren la aplicación constante de glisofato.
Y que con casos de éxitos como la parcela de los señores José Luis Ramírez y Jorge Salinas en la zona baja del municipio de Tapachula, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Chiapas, promueve el uso de semilla convencional en el cultivo de soya, donde existen más de 12 mil hectáreas dedicadas a las oleaginosas.
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De acuerdo a Mirna Hernández Pérez, doctora en ciencias del INAFAP en Campeche, dio a conocer que la soya convencional tiene mayor rendimiento que la semilla modificada genéticamente, ademas requiere menos aplicación de agroquímicos.
“Se está promocionando esta variedad de Huasteca 700, debido a que tiene buen porte de planta, una muy buena producción de hasta 3.5 toneladas por hectárea y tenemos plantas de hasta 3 o 4 semillas en cada vaina”, abundó.
Dijo que el INIFAP del campo experimental en Tamaulipas, ha generado variedades de semilla de soya, denominas las huastecas y que han sido sembradas desde 2016 en los estados productores de soya, con el fin de reducir el uso de semilla transgénica.
Reconoció que la soya transgénica, en comparación con la convencional no tiene el mismo rendimiento; además, requiere más uso de glifosato, un agroquímico de alta espectro que en la tendencia mundial de consumo debe estar fuera de los cultivos.
Detalló que por sí solo no llega el éxito, el trabajo de los agricultores es fundamental para que la semilla convencional logre buenos resultados, por lo que es necesario también contribuir con el medio ambiente.
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Indicó que aunque la convencional requiere un manejo ciertamente complejo y 10 por ciento más caro que la transgénica, se compensa con el alto rendimiento de la planta y la resistencia a plagas como el picudo.
“Para que la producción de soya convencional sea rentable, se requiere un alto grado de eficiencia, ya que se debe realizar un manejo del cultivo mucho más específico, estar muy alerta al momento oportuno del control de malezas, lo que eleva los costos en un 10%”.
A la par de las bondades descritas de la soya convencional, se vislumbra una creciente demanda por la soya no transgénica, impulsada por cambios en las tendencias de los consumidores a nivel mundial, así como también modificaciones en políticas alimentarias en Europa y Asia.