La crisis económica causada por las medidas restrictivas que se han desarrollado para disminuir los riesgos de contagio del Coronavirus en México, ya alcanzó a las iglesia de diversas denominaciones religiosas, en donde se ha comenzado a prescindir del personal que realiza labores administrativas y operativas, y ha dificultado el pago de los servicios de agua y luz.
En el caso de la iglesia católica, esta situación se viene exponiendo desde hace casi un mes, cuando el Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Alfonso Gerardo Miranda Guardiola, dio a conocer a medios nacionales que la iglesia se ha visto en la necesidad de solicitar préstamos para sobrevivir y llevar a cabo sus operaciones.
Las diversas parroquias enfrentan una crisis económica que cada vez se agrava más, por lo que han tenido que solicitar ayuda monetaria a diversos sectores, entre ellos a los empresarios, para no despedir a personal que labora en los templos y conservar esas fuentes de empleo.
En la diócesis de Tapachula, el escenario es el mismo, según María del Rocío del Puerto Chang, quien participa en actividades religiosas, afirmó que las personas que laboran en la iglesia están desempleadas, no cuentan con una atención médica, y han tenido que recurrir al comercio informal para poder subsistir.
Pero también esta crisis alcanzó a los sacerdotes, religiosas y seminaristas, que no perciben un sueldo por sus servicios ni el beneficio de un seguro médico, por lo que la única forma que tenían para comprar sus alimentos, era a través de las ofrendas de los feligreses, sin embargo, ahora que están cerradas todas las iglesias, el daño económico se ha agravado.
Del Puerto Chang añadió que, en estos momentos de dificultades económicas a causa del cierre de las iglesias, es importante que la población que profesa la fe católica, ayude con donativos o aportaciones monetarias directamente a las oficinas del Obispo Jaime Calderón Calderón o a las instalaciones del seminario, para ayudar a solventar estos momentos difíciles para los sacerdotes y personal que trabaja en las iglesias.
Por su parte el presidente de la asociación de Pastores Evangélicos de Tapachula, Gamaliel Fierro Martínez, mencionó que a pesar que los templos están cerrados, los gastos operativos no se detienen, pero al no tener actividades han pasado situaciones críticas para poder subsanar los pagos.
Dijo que en el caso de las iglesias evangélicas, los pastores con apoyo de los fieles han tenido que aportar sus ahorros para dar mantenimiento a los templos y para pagar de los servicios básicos, como luz, agua, entre otros.
Puntualizó en que una vez que las autoridades sanitarias determinen la apertura de las iglesias, éstas podrán irse recuperando económicamente, a través de las ofrendas o limosnas de los feligreses, que es con lo que sobreviven las iglesias, pero hasta entonces, es muy necesario los donativos que las personas con posibilidades económicas puedan hacer llegar.