En medio del bullicio de la ciudad de Tapachula, resurge el recuerdo de un pasado olvidado. En la 1ª Calle Oriente, entre 7ª y 9ª Avenida Norte, donde ahora se alzan el parque Amparo Montes junto con las oficinas de Correos y Telégrafos, existió en tiempos pasados el primer hospital público de la ciudad. Esta construcción, erigida a principios de siglo, desempeñó un papel vital en la atención médica de la época, nos comentó en entrevista el cronista de Tapachula, Jorge Villanueva.
Con el paso del tiempo, el hospital fue reemplazado por nuevas edificaciones. En la esquina donde ahora se encuentra Telégrafos, Don Manuel Gris Solorzano construyó un dormitorio público, mientras que más adelante se construyó el asilo de ancianos. Sin embargo, durante el sexenio de Díaz Ordaz, estas estructuras fueron demolidas para dar paso a la construcción de las oficinas de Correos y Telégrafos, quedando pendiente la esquina, así lo relata Jorge Villanueva del Pino, cronista de Tapachula.
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Al paso de los años, el lugar que alguna vez albergó estas construcciones emblemáticas se transformó en un jardín y posteriormente en un parque. Finalmente, en ese mismo sitio se estableció la plaza Amparo Montes, que en la actualidad se conoce como la plaza del Mariachi en Tapachula. Lamentablemente, de la antigua construcción ya no queda nada, ni siquiera las palmeras, solo el terreno mudo testigo de su pasado.
Quienes vivieron aquellos tiempos recuerdan con nostalgia el modesto asilo de ancianos que ocupaba el espacio. Allí se hospedaron varios personajes destacados de Tapachula, cuyas historias se entrelazaron con la de la ciudad misma. Justo frente al asilo, en la ubicación actual de la Cruz Roja, se encontraba la Casa del Niño, un centro de guarderías gubernamentales que brindaba asistencia a los más jóvenes, representando la beneficencia pública de aquella época.
La construcción del asilo y la Casa del Niño dejaban entrever su modestia. Estructuras de lámina y paredes de madera conformaban un lugar sencillo, pero con un espíritu de servicio y solidaridad hacia los más necesitados. Aunque los vestigios de estas construcciones se hayan esfumado en el tiempo, sus memorias perduran en aquellos que tuvieron la oportunidad de conocer y ser testigos de su existencia.
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A medida que Tapachula avanza en el siglo XXI, es importante preservar y honrar la historia que yace en cada rincón de la ciudad. La historia del primer hospital público de Tapachula, así como el legado de las estructuras que lo sucedieron, nos recuerda la importancia de valorar y proteger nuestro patrimonio, para que las futuras generaciones puedan comprender y apreciar el pasado que dio forma a nuestra sociedad actual.
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