Merari Heliodoro Ortiz, es una niña con discapacidad auditiva, quien a su corta edad, ha vivido episodios difíciles dentro de consultorios, hospitales debido a esta condición.
Ella nació con hipoacusia neurosensorial bilateral profunda, lo que la había mantenido en el silencio total, sin embargo, sus padres lo pudieron detectar poco después del primer año, al percibir que la pequeña no podía oír los sonidos.
Andrea Ortiz, madre de Merari, afirmó que la sordera es una discapacidad invisible para el resto de la sociedad hasta que se tiene contacto con estas personas, por ello resaltó que aún persiste la discriminación hacia las personas sordas, que tiene que ver con el aislamiento social o la falta de inclusión escolar, ya que a veces los mismos docentes no saben cómo apoyar a un niño sordo en el aula; también cuando ya están grandes, sufren por falta de opciones laborales.
Remarcó que el objetivo es que la sociedad conozca la cultura sorda, ya que este sector de la población está en todos los ámbitos, por lo que, al dignificar la lengua de señas mexicanas, se estaría formalizando este medio de comunicación en las instancias educativas, de salud, jurídicas o gubernamentales.
En el marco de la Semana Internacional de las Personas Sordas, indicó que, es necesario hacer un exhaustivo recordatorio para sensibilizar a la sociedad a no discriminar y a fomentar la inclusión de las personas sordas en nuestras actividades diarias.
En Tapachula, el CECATI 86 y el Centro Integral Educativo de Niños de Tapachula, son instancias que apoyan a la inclusión de la lengua de señas, apoyando a oyentes a involucrase en esta enseñanza, lugar donde Merari acude para aprender la lengua de señas, y logrrar su inclusión.