Carlos tuvo que soportar cuatro días que su esposa, su hermano y sus dos pequeñas hijas de siete y dos años estuvieron encerrados en la Estación Migratoria Siglo XXI.
La comida que les daban era pan con agua, pero no lo comían porque estaba descompuesto y los pequeños atravesaban cuadros de deshidratación.
A la familia le dieron una colchoneta, donde tenían que dormir todos juntos, pero no había más que un sitio sucio. El caso de Carlos no es el único en Tapachula.
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Esta historia se replica con más o menos detalles en niños y niñas centroamericanos, que llegan a esta región del país y son capturados por el Instituto Nacional de Migración (INM), encerrados en esta denominada cárcel migratoria” por activistas y flagelados sus derechos humanos.
Según Luis García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana, en Tapachula se estima qué hay 10 mil menores de edad en condiciones deplorables.
Algunos de ellas y ellos acompañados por sus padres, otros sin nadie quién los defienda de las garras de la corrupción y los flagelos a los que están expuestos todos los días.
“Hay casos documentados de familias que pasan días en la Estación Siglo XXI, cuando no deberían estar más de 24 horas encerrados porque se violentan sus derechos humanos”, señaló García Villagrán.
Abundó que poco a poco la niñez comienza a aumentar de cifras en Tapachula, por lo que no sorprendería que al cierre de este mes o principios de agosto la cifra se pueda colocar hasta en 15 mil infantes.
En el de Carlos, su pequeña hija de cuatro años relató que no podía jugar y tenía miedo de que le hicieran algo adentro, pero ahora que está en libertad en las calles de Tapachula el encierro no termina. Ahora tienen que lidiar con la negligencia de los trámites migratorios y exponerse todos los días a buscar dinero para poder comer.
Carlos no tiene empleo, lo corrió la mujer que hace días lo contrató en una construcción porque a los demás les molestaba la presencia de un migrante.
Activistas en la frontera sur han hecho un llamado a los organismos internacionales, para que volteen a ver esta región del mundo donde todos los días se generan historias de menores de edad que huyeron de un infierno y llegaron a otro.