Doña Edith tuvo que viajar desde Tuxtla Gutiérrez a buscar un espacio en alguna clínica Covid para que su familiar fuera atendido.
En la capital del Estado, en ningún sitio encontró siquiera oportunidad de espera para una camilla, todo está saturado, así que sin pensarlo más tomó camino hacia la frontera sur.
Por un golpe de suerte, su paciente logró ser internado en la clínica Covid de la localidad, donde lleva más de 24 horas sin saber qué ha pasado con su estado de salud, si vive o muere.
No es el único caso. Otra mujer con tensión toma su teléfono celular y llama a un número de la trabajadora social asignada al caso de su ser querido, pero nadie contesta del otro lado.
Los familiares de los pacientes internados han recibido la instrucción de no permanecer afuera del hospital y por esa razón les han proporcionado el número telefónico.
Pero la angustia carcome. Familias enteras se han apostado en las inmediaciones de este nosocomio para saber del estado de salud de sus padres, hijos o familiares cercanos.
Sólo nos dicen que están estables, pero no sabemos a qué le llaman estable. A otros les dicen que bajan mucho su respiración y que necesita entubación, pero pues no hay oxígenoEdith, declarante
La información es nula, sólo existe el argumento que los ventiladores están todos en uso y, para quien lo requiera, tendrá que hacer esa larga y dura espera.
“Así nos dejan con la duda de cómo está el paciente, en este casos alineen y nos dijeron que no ya respiradores suficientes, que hay que esperar y ya, dan un número de una trabajadora social que tampoco responde para saber”, afirma Edith.
Los familiares se truenan los dedos de la desesperación, quieren saber cuál es el proceso que adentro se sigue, pero no hay ni ápice de noticias.
La situación de la falta de tanques de oxígeno en la clínica Covid ha llegado a ser crítica. La carencia de los ventiladores o suministros mantiene en ascuas a familias y personal médico, según reportan quienes están a la espera de noticias de su ser querido.
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