La Llorona es una de las más antiguas leyendas de México, se dice que en la época de la Conquista, una mujer indígena decepcionada porque su esposo español no la amaba enloqueció de dolor y atormentada por los celos mató a sus hijos ahogándolos.
Se supone que cuando reaccionó a lo que había hecho perdió por completo la razón y hasta el día de hoy su alma vaga en el mundo de los mortales, es por las noches cuando sus lamentos se pueden escuchar y dicen quienes lo han hecho, que se “pone la piel de gallina” cuando eso ocurre.
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La conseja popular dice que va gritando “ay mis hijos”, aunque hay quien dice que sólo se escuchan sus lamentos de angustia y dolor sin palabras audibles, se supone que mientras más lejos suene más cerca está y viceversa.
Quizá por eso, quien grabó el video que le compartimos en esta nota, no tuvo tanto miedo pues suena lejos aunque los perros parecen no pensar lo mismo con sus ladridos ante lo que parecen ser desgarradores gemidos.
En otra parte se supone que es visible un cuerpo femenino con vestimentas blancas, lo cierto es que alrededor del mundo hay diversas culturas que hablan acerca de personajes femeninos con ropas blancas que aparecen para provocar temor como la Llorona, advertir la muerte de un familiar como las Banshee o simplemente, tomar la vida de un incauto como ocurre con la Ixtabay.
En esta región del país, quienes hablan de espíritus y apariciones dicen que si uno ve a alguno de estos seres sobrenaturales podría “ganarlo” es decir, la persona comienza a adelgazar sin explicación médica alguna, se debilita y en cuestión de semanas, muere y entonces, el ente habrá ganado su alma.
Lectores de Tuxtla Chico nos han compartido el video que, dicen, prueban como la Llorona aún camina por las calles de esa ciudad, por las madrugadas en zonas oscuras que hacen difícil distinguir de qué se trata lo que está ocurriendo.
Puede que sólo sea una creencia popular, el uso de nuevas tecnologías ha permitido captar sucesos inexplicables pero también que pueden ser creados por las mismas, como dice el refrán popular: “no hay que creer ni dejar de creer” por si las dudas, mejor la próxima vez que escuchen algo raro por las noches, si suena muy lejos, tomen sus precauciones y no se asomen.