Actualmente se está llevando a cabo un esfuerzo monumental para el rescate de variedades criollas tradicionales de café y cacao fino de aroma que demandan los mercados internacionales de especialidades a través de viveros, resaltó el gerente de producción agroecológica del Centro de Agroecología San Francisco de Asís (CASFA), Iván Román Noriero.
Señaló que dentro de estos trabajos también se incluyen especias como canela y especies maderables desde hace 15 años, con una iniciativa que no solo busca preservar las raíces de una tradición agrícola mesoamericana y centenaria, sino también potenciar la calidad y trazabilidad en la producción agroecológica y orgánicas de productos de la biodiversidad de la región Soconusco y Sierra de Chiapas.
“En la actualidad los mercados internacionales demandan conocer la trazabilidad de los productos, esto es, de dónde viene lo que están consumiendo (café, chocolate, etc.), de qué zona es, de qué comunidad, cómo se llama el productor que lo cosechó, si tiene prácticas agroecológicas y orgánicas”, explicó el especialista.
Señaló que a través de estos viveros de café y de cacao fino de aroma distribuidos en más de mil 300 hectáreas, que manejan más de 600 productores de las regiones Soconusco y Sierra, se aseguran resultados que marcan la diferencia por la alta calidad y conservación de los recursos naturales que demanda el mercado global, sin descuidar el mercado local y nacional.
Román Noriero destacó que las variedades criollas son tesoros genéticos que encierran milenios de adaptación y evolución, ya que a través del conocimiento de manos de campesinos y agricultores a través de su experiencia y de generación en generación, tomando en cuenta las condiciones agroclimáticas, han seleccionado las mejores plantas de los sistemas agroforestales biodiversos.
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“En el contexto actual, donde es sumamente importante conservar los ecosistemas, la biodiversidad biológica y todos los servicios ambientales (reservorios de carbono, conservación de agua y suelos) existen desafíos sin precedentes como el cambio climático, por eso la reproducción y rescate de las variedades criollas toma alta relevancia y se comienza de manera local a través de manejo en viveros especializados, que adquieren una relevancia crucial para proveer planta de calidad a los cafeticultores y cacaoticultores adaptada a la región”, abundó.
Al comentar que estas variedades no solo aportan características organolépticas únicas, como sabores complejos y aromas cautivadores, sino que también están intrínsecamente ligadas a la identidad cultural y la historia de las comunidades cafetaleras y de cacaoticultores del Soconusco y la Sierra, puntualizó que la certificación de semillas y de planta es sumamente importante por lo cual se realiza ante el Sistema Nacional de Certificación de Semillas (SNICS), que es un pilar fundamental en este proceso.
Subrayó que garantizar la autenticidad y calidad de las semillas y plantas no solo aumenta la confianza de los productores, sino que también brinda a los consumidores la seguridad de estar adquiriendo productos genuinos y de alta calidad.
“La trazabilidad completa, desde la semilla hasta la taza o producto final, es un valor agregado que fortalece la reputación y el posicionamiento de estos productos en mercados exigentes y conscientes, por eso también su importancia de producirlos de manera sostenible, ya que actualmente los consumidores son más informados y necesitan conocer qué hay detrás del producto y que se produzca de manera agroecológica.