El panista Roberto Gil Zuarth, identificado con el grupo de los llamados desobedientes de Ricardo Anaya, asegura que su partido se ha equivocado y considera que se perdió la institucionalidad del partido por los caprichos de sus líderes
“Hay dos elementos que explican lo que nos está pasando: hemos perdido institucionalidad y no tenemos claro lo que representamos. Perdemos institucionalidad cuando gobierna el capricho antes que las reglas, las tradiciones y nuestras rutinas democráticas: tan es así, que los dirigentes se hacen candidatos y los candidatos se disfrazan de dirigentes”, explicó.
Gil Zuarth hace una pausa en sus vacaciones para atender una entrevista vía correo electrónico: Estamos extraviados, viéndonos el ombligo, haciendo mucha grilla sin horizontes de largo plazo.
Uno de los panistas que podría buscar la dirigencia nacional del PAN aseguró que El Frente no convenció porque fue un acuerdo cupular para acomodar candidatos y no representó una sacudida al sistema de partidos.
¿Se equivocó Ricardo Anaya en pactar una alianza electoral con el PRD?
El Frente era una apuesta audaz. Pero se concibió mal y se implementó peor. Tenía sentido como un proyecto para construir el gran centro democrático del país. Hacer converger a dos tradiciones políticas que se tocan en su vocación democrática, el humanismo y la socialdemocracia.
El problema del Frente es que no fue una apuesta programática. Nunca tuvo una intención auténticamente transformadora del sistema político.
El Frente no se pensó como una sacudida al sistema de partidos: la gran oportunidad para que el PAN repensara sus posiciones en materia de libertades sociales y el PRD dejara atrás las taras del estatismo marxista y abrazara la socialdemocracia.
El Frente fracasó porque sólo fue un arreglo cupular para acomodar candidaturas: la de Anaya, la de Barrales, la de Alfaro. Pensaron que los electores son autómatas: que votan siguiendo las siglas. El Frente que se dijo ciudadano nunca entendió que el ciudadano vota sin consigna
¿Cuáles fueron las causas de una derrota electoral tan estrepitosa?
Estamos en una crisis estructural, que no empezó en esta campaña. En el 2000, votó por nosotros el 42% del electorado; en 2018, apenas arañamos el 19%.
El PAN padece un retroceso sistémico en términos de confianza. Nos hemos equivocado. La primera alternancia, la de Fox, decidió gobernar con las estructuras priistas.
El gobierno de Calderón no tuvo las condiciones políticas, por la tensión con la izquierda, para intentar algo distinto. Nuestro último ideólogo murió fuera del partido y no alcanzó a ver el fin del foxismo. No veo a líderes del PAN preparándose para suplir a Carlos Castillo. Quieren ser “operadores”: lo que eso signifique.
Los doctrinarios aseguran que debe cambiar el método de elección del presidente nacional del PAN, ¿qué opinas?
En un impulso protagónico, en una asamblea, borraron el legado de don Manuel. Y metimos al partido todos los vicios del corporativismo: control de padrones, dinero a rabiar, coacción del voto, clientelas estatales.
No veo condiciones para revertir ese modelo. Los panistas quieren tener el poder de decidir el destino de su partido. Pero no sólo cuando se elige al dirigente, sino en todo momento. Debemos tomarnos en serio la exigencia democrática de los panistas: debemos de devolverle todo, todo, el poder a los militantes.
¿Cuál es la manera de sanar las heridas entre las diferentes expresiones internas del PAN?
La democracia sana: fija mandato y reelegitima. No debemos temer a la democracia interna. La competencia que es de buena fue y en la camaradería no divide, une por la justicia del proceso y la virtud mayoritaria del resultado.
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Reposicionar al PAN pasa por avanzar en unidad o dinamitar para recomenzar
La unidad no es fin, es un medio para conseguir nuestros fines. Es una condición institucional que surge del imperio de las reglas. La unidad no se genera en las componendas cupulares, sino en el diálogo, la inclusión, el debate leal, la honorabilidad política, el apego a los principios y valores que se definen históricamente.
De ser candidato a la presidencia nacional, ¿cuáles son las acciones que emprenderías?
He dicho que tomaré la decisión de participar en función de la convocatoria y de los términos de la competencia. No me verán haciendo lo que he denunciado. Lo primero que se tiene que hacer es respetar a la militancia: conozco a muchos que dicen valer 25 mil votos y con eso se sientan a la mesa a sacar tajada del partido. Como si los militantes, ciudadanos todos, fueran de su propiedad.
No será fácil que te deje llegar Anaya
El PAN es de los ciudadanos, incluso antes que de los panistas. A esos debemos preguntarles.
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Si no te lanzas, ¿a quién apoyarías para ese cargo?
Voy a estar con los militantes. Siempre. Pase lo que pase, mi propósito será una reflexión profunda, intensa y de largo plazo porque el PAN reencuentre el origen. Y nuestro origen es una simple ecuación de 3 íes: ideas, institucionalidad e integridad. Así de simple.
¿Es posible llevar al PAN a otro escenario electoral?
Si esta pregunta nos la hubieran hecho en cualquier momento del siglo XX y hubiéramos dudado en contestar, no habríamos sido factor de cambio democrático, ni de alternancias, ni de competencia plural.
El PAN tendrá el escenario electoral que se proponga. Las metas que se plantee.
La mediocridad no se enseña en el PAN