/ viernes 8 de abril de 2022

Día Cero, el momento de quedarse sin agua está cada vez más cerca

De acuerdo con el Observatorio de Seguridad Hídrica de El Colegio de México, si la cantidad de agua que llovió es la misma que se tiene concesionada, se llega al día cero.

En el momento en que un lugar (país, estado, ciudad o poblado) se queda sin agua disponible para los diversos usos, hablamos de Día Cero.

De acuerdo con el Observatorio de Seguridad Hídrica de El Colegio de México, si la cantidad de agua que llovió es la misma que se tiene concesionada, se llega al día cero.

Te puede interesar: #Data | Culiacán, capital nacional de las fugas de agua

En la actualidad, México pasa por una grave sequía. Al menos 80% del territorio se encuentra en una situación severa o grave. La agricultura y la ganadería lo están pasando muy mal, mientras que la Ciudad de México es el punto más crítico en lo que se refiere a abastecimiento urbano. En varios estados del país ya se preparan para enfrentar esta apocalíptica situación.

Durango, afortunado pero…

El estado de Durango inicia los dos meses de mayor sequía con un 55.1% de almacenamiento en las 10 presas con las que cuenta, la Santa Elena, ubicada en el municipio de Durango, es la que tiene mayor captación con 92.4% de su almacenamiento; por lo que se confía en que a mediados del mes de junio comience la temporada de lluvias y con ello el llenado de los cuerpos de agua para la temporada.

Durango sufre de sequía severa a moderada; de los 39 municipios del estado, 19 están catalogados con sequía severa, mientras que 18 con sequía moderada y sólo dos de estos están dentro del rango denominado “anormalmente seco”.

Los municipios de Durango, Gómez Palacio y Lerdo, históricamente los más poblados, se encuentran todos dentro de la categoría de sequía severa.

El problema se ha vuelto cada vez más grave en el estado. | Foto: El Sol de Durango

La ciudad de Durango cuenta con agua suficiente para abastecer a su población en los próximos 15 o 10 años; sin embargo, si autoridades y consumidores no hacen los cambios este periodo podría reducirse a dos o tres años.

De un millón 832 mil 650 duranguenses que habitan en el estado, la capital es el municipio de mayor densidad población con 688 mil 697, de ahí que es una de las zonas donde más se desperdicia el agua debido a las fugas y cuya pérdida se traduce en tres millones 200 mil litros de agua por día.

Durango se considera como uno de los pocos lugares afortunados que aún puede proveer de agua a su población sin tantas limitaciones como sucede en otros sitios.

Asimismo, el estado es uno de los que cuentan con las tarifas más bajas a nivel nacional y su capital en específico, es el municipio número 258 en el país, de ahí que la tarifa por metro cúbico de agua se cobra en 8.80 pesos en promedio. Costo que está en un 800% por debajo de la ciudad que tiene los cobros más altos que en este caso es San Pedro Garza García, en Nuevo León, ello pese a que cuentan con los mismos costos de operación.

De ahí la importancia de comenzar a invertir en proyectos que sean de beneficio para mantener la sustentabilidad del agua, como la inversión en plantas potabilizadoras, o la reparación de las que ya se tienen, como es el caso de 29 comunidades del semidesierto de Durango en los municipios de Tlahualilo y San Juan de Guadalupe principalmente en donde hasta el momento solo se les ha apoyado a través de acciones paliativas como el surtimiento con pipas, pero hasta hace apenas dos años se plantearon proyectos tendientes a terminar con el problema de sequía de raíz.

Hoy en día se realizan trabajos como la reparación y rehabilitación de pozos, y plantas potabilizadoras, así como nuevas perforaciones y reparación de tuberías de conducción. Mientras que en el caso de San Juan de Guadalupe, la zona identificada como la más extrema en materia de sequía anualmente, se tomará agua de la presa El Tigre, y a través de líneas de conducción se abastecerá a todas esas comunidades.

“Ya hicimos una primera etapa el año pasado y este año vamos a concluirla”, por lo que es probable que a finales de este mes volverán con el apoyo a través de pipas, sin embargo la idea es que para el próximo año, una vez que concluya la obra, este problema de falta de agua, quede en el olvido.

“Decir cuánto nos va a durar el agua en el caso del estado de Durango es muy arriesgado, porque esto depende de muchas cuestiones, incluso algunas de ellas desconocidas en los años que vienen, sobre todo por el cambio climático”, comenta el director de la Comisión del Agua del Estado de Durango (CAED), Jorge Nevárez.

Erika Uribe | El Sol de Durango

Chihuahua llama a la conservación

Por otra parte, en la ciudad de Chihuahua se tienen asegurados recursos hídricos con una disponibilidad de entre 17 y 20 años; sin embargo, se han implementado estrategias por parte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento para extender el tiempo que separa a la población del abatimiento de las fuentes de agua para su subsistencia; además de que la Academia, alienta a la responsabilidad y conciencia con el preciado recurso, y ciudadanos organizados civilmente, inciden para conservar el bien más preciado de Chihuahua, su agua.

Carmen Julia Navarro, especialista en temas hídricos, explica que estos recursos se dividen, conforme a su fuente, en agua superficial y agua subterránea; ambos necesitan una atención especial. Sin embargo, la mayor fuente con que se abastecen los diferentes usos y la mayoría de las actividades socio económicas y del consumo humano es el agua subterránea.

El estado solicitó el apoyo a la Federación por la sequía que se genera / Foto: El Heraldo de Chihuahua

“La situación es crítica porque vemos que conforme los datos oficiales que maneja la Conagua, es mayor el grado de presión y sobre explotación de estos acuíferos. El manejo del agua subterránea es la suma de diversos esfuerzos individuales; también es difícil, porque no se ve. No nos preocupamos por ella, porque entre más profundo excavemos, podemos sacar el agua, pero eso significa mayor polución del agua”, detalla.

Los 61 acuíferos que hay en el estado de Chihuahua, donde están emplazadas las ciudades más importantes, están sobreexplotados con el doble de extracción, por la recarga que se tiene. Sin embargo, los acuíferos con mayor problemática son los destinados al uso agrícola, donde es preocupante que llegue el Día Cero.

“Cada acuífero tiene una posibilidad de un tiempo determinado que depende del grado de sobre explotación y conciencia que hagamos. Estamos a tiempo para tomar medidas para estabilizar esa explotación y que cada vez alarguemos más que llegue el Día Cero, porque esa agua ya no se va a recuperar”, explica la especialista.

Cuando los acuíferos se agotan, detalla, el suelo se compacta y se pierden los espacios naturales donde se almacena el agua subterránea. Además, la forma de precipitaciones en la ciudad de Chihuahua, un promedio de 11 días al año y se captan 150 mm por día, no permite la recarga de acuíferos.

Sin embargo, el director de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Chihuahua, Alan Falomir, considera que en la ciudad no existe una problemática tan grande como para estimar un Día Cero, “porque el 98.5% que utilizamos para nuestras redes de agua potable provienen de fuentes hídricas subterráneas -160 pozos-; es diferente a Monterrey, porque ellos distribuyen en su agua potable de presas. Aquí, de la Presa Chihuahua tomamos 1.5% de lo que suministramos en la ciudad”.

Actualmente hay 148 pozos en funcionamiento completo, y el resto, están en reparaciones.

El funcionario municipal acota que hay acciones que están realizando para evitar los abatimientos en los pozos.

“Si nos quedáramos sin hacer ninguna acción, quizá ese Día 0 llegaría entre 17 y 20 años. Pero estamos haciendo trabajos y estudios preventivos, junto con la Junta Central y otros entes públicos. No hay riesgo ni a corto, mediano ni largo plazo para Chihuahua”, afirma.

En contraste con el optimismo oficial, el colectivo medio ambientalista Salvemos los Cerros de Chihuahua enlista los factores que acercan a la ciudad a ese día catatrófico: la desigualdad en el acceso al agua, la falta de una gestión democrática, transparente, científica y efectiva del agua, y la política de sobre explotación que, advierten, conduce al precipicio.

“Es indignante que mientras muchas familias tienen agua de pipa por tandeo, o tienen agua sólo un par de horas al día y deben juntar agua con tambos o de plano familias que no tienen acceso al agua como en la colonia Adición Rubén Jaramillo del Cerro Coronel, las grandes industrias y agro industrias consumen cantidades masivas de agua”, manifiesta.

El colectivo se pronuncia porque “Agua para la vida y no para el capital y sin cerros no hay agua, sin agua no hay vida. No queremos ser como Monterrey, tenemos la capacidad intelectual y financiera como gente de Chihuahua para prevenir esta gran crisis que se avecina, pero debemos ser firmes y contundentes para dejar atrás los intereses minoritarios de grupúsculos que imponen la escasez, la contaminación y la destrucción de las cuencas hidrológicas”.

Paloma Sánchez | El Heraldo de Chihuahua


Se agota el tiempo para BC

En la zona costa de Baja California el agua cada vez es más cara y más escasa. Los mil 850 millones de metros cúbicos anuales que llegan al estado desde su principal fuente de abastecimiento, el Río Colorado en Estados Unidos, ya no son suficientes para cubrir la demanda y el tiempo para resolver esto, se agota.

“Estamos en rojo”, dice Manuel Becerra Lizardi, miembro de la Asociación Mexicana de Hidráulica (AMC), sección Baja California.

A la par, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt), la paraestatal que da el servicio de agua potable a Tijuana y Rosarito, aumentó la tarifa desde este año con autorización del Congreso local. Las familias que consumen el mínimo, es decir hasta 5 metros cúbicos mensuales, pagan ahora 108.81 pesos mensuales, cuando en 2021 su recibo era de 99.84 pesos.

Contaminación en el Río Bravo / Foto: Cuartoscuro

Desde este año, Baja California tuvo que reducir por acuerdo internacional, y por segundo año consecutivo, su consumo de agua del Río Colorado.

Es una reducción de 99 millones de metros cúbicos porque hay menos deshielo en las montañas y por lo tanto menos líquido para repartirse con el país del norte que también tuvo que reducir su consumo.

Alfonso Cortez Lara, investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente en El Colegio de la Frontera Norte (Colef), dice que el recorte recaerá principalmente en la zona agrícola de Mexicali que recibe 80% de toda el agua que viene del río, desde Estados Unidos.

“Los 99 millones son el promedio del consumo de toda la ciudad de Mexicali en un año. Una ciudad de un millón de habitantes. O hablando en otros términos comparativos, el agua que alcanza para regar en el Valle de Mexicali 10 mil hectáreas”, mencionó.

El tratado de aguas internacionales es de 1944 y el acueducto que conecta el distrito de riego en la capital con la zona costa, atravesando la Rumorosa, se construyó entre 1976 y 1984.

Desde entonces, los porcentajes de distribución del agua no han sido actualizados conforme a la población aunque los agricultores terminan vendiendo el agua que no usan a las ciudades que la necesitan, y tampoco se ha construido otra gran obra como el acueducto para obtener otras fuentes de abasto.

Leonardo Arturo Caloca Galindo, presidente del segundo Consejo directivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica, sección Baja California, afirma que sencillamente las necesidades del estado en esta materia no han ido “acompañadas de un apoyo federal”.

“De aquí, hasta que se construya una obra de esa naturaleza (el acueducto), cada vez en nuestras casas vamos a ver que día con día va a bajar la cantidad de agua, vamos a tener más tandeos porque ya no alcanza y la población sigue creciendo”, advierte.

Eso es lo que se ha visto la última década, principalmente en el verano, cuando la zona costa que concentra aproximadamente el 50% de los 3.7 millones de habitantes del estado padece aleatoriamente calurosos días sin agua.

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Caloca aseegura que las opciones para resolver el problema en zona costa van desde explorar los pozos acuíferos de Tijuana (algo que ya se ha venido intentando con mayor o menor éxito por la Cespt en los últimos años); tratar aguas para rehúso en vez de tirarlas al mar como sucede hoy, y la desalación con un proyecto “pequeño” que vaya creciendo según las necesidades del estado.

“Esa sequía no se va a acabar mañana ni pasado”, subraya enviando el mensaje de que el tiempo se agota.

Daniel Ángel Rubio | El Sol de Tijuana

En el momento en que un lugar (país, estado, ciudad o poblado) se queda sin agua disponible para los diversos usos, hablamos de Día Cero.

De acuerdo con el Observatorio de Seguridad Hídrica de El Colegio de México, si la cantidad de agua que llovió es la misma que se tiene concesionada, se llega al día cero.

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En la actualidad, México pasa por una grave sequía. Al menos 80% del territorio se encuentra en una situación severa o grave. La agricultura y la ganadería lo están pasando muy mal, mientras que la Ciudad de México es el punto más crítico en lo que se refiere a abastecimiento urbano. En varios estados del país ya se preparan para enfrentar esta apocalíptica situación.

Durango, afortunado pero…

El estado de Durango inicia los dos meses de mayor sequía con un 55.1% de almacenamiento en las 10 presas con las que cuenta, la Santa Elena, ubicada en el municipio de Durango, es la que tiene mayor captación con 92.4% de su almacenamiento; por lo que se confía en que a mediados del mes de junio comience la temporada de lluvias y con ello el llenado de los cuerpos de agua para la temporada.

Durango sufre de sequía severa a moderada; de los 39 municipios del estado, 19 están catalogados con sequía severa, mientras que 18 con sequía moderada y sólo dos de estos están dentro del rango denominado “anormalmente seco”.

Los municipios de Durango, Gómez Palacio y Lerdo, históricamente los más poblados, se encuentran todos dentro de la categoría de sequía severa.

El problema se ha vuelto cada vez más grave en el estado. | Foto: El Sol de Durango

La ciudad de Durango cuenta con agua suficiente para abastecer a su población en los próximos 15 o 10 años; sin embargo, si autoridades y consumidores no hacen los cambios este periodo podría reducirse a dos o tres años.

De un millón 832 mil 650 duranguenses que habitan en el estado, la capital es el municipio de mayor densidad población con 688 mil 697, de ahí que es una de las zonas donde más se desperdicia el agua debido a las fugas y cuya pérdida se traduce en tres millones 200 mil litros de agua por día.

Durango se considera como uno de los pocos lugares afortunados que aún puede proveer de agua a su población sin tantas limitaciones como sucede en otros sitios.

Asimismo, el estado es uno de los que cuentan con las tarifas más bajas a nivel nacional y su capital en específico, es el municipio número 258 en el país, de ahí que la tarifa por metro cúbico de agua se cobra en 8.80 pesos en promedio. Costo que está en un 800% por debajo de la ciudad que tiene los cobros más altos que en este caso es San Pedro Garza García, en Nuevo León, ello pese a que cuentan con los mismos costos de operación.

De ahí la importancia de comenzar a invertir en proyectos que sean de beneficio para mantener la sustentabilidad del agua, como la inversión en plantas potabilizadoras, o la reparación de las que ya se tienen, como es el caso de 29 comunidades del semidesierto de Durango en los municipios de Tlahualilo y San Juan de Guadalupe principalmente en donde hasta el momento solo se les ha apoyado a través de acciones paliativas como el surtimiento con pipas, pero hasta hace apenas dos años se plantearon proyectos tendientes a terminar con el problema de sequía de raíz.

Hoy en día se realizan trabajos como la reparación y rehabilitación de pozos, y plantas potabilizadoras, así como nuevas perforaciones y reparación de tuberías de conducción. Mientras que en el caso de San Juan de Guadalupe, la zona identificada como la más extrema en materia de sequía anualmente, se tomará agua de la presa El Tigre, y a través de líneas de conducción se abastecerá a todas esas comunidades.

“Ya hicimos una primera etapa el año pasado y este año vamos a concluirla”, por lo que es probable que a finales de este mes volverán con el apoyo a través de pipas, sin embargo la idea es que para el próximo año, una vez que concluya la obra, este problema de falta de agua, quede en el olvido.

“Decir cuánto nos va a durar el agua en el caso del estado de Durango es muy arriesgado, porque esto depende de muchas cuestiones, incluso algunas de ellas desconocidas en los años que vienen, sobre todo por el cambio climático”, comenta el director de la Comisión del Agua del Estado de Durango (CAED), Jorge Nevárez.

Erika Uribe | El Sol de Durango

Chihuahua llama a la conservación

Por otra parte, en la ciudad de Chihuahua se tienen asegurados recursos hídricos con una disponibilidad de entre 17 y 20 años; sin embargo, se han implementado estrategias por parte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento para extender el tiempo que separa a la población del abatimiento de las fuentes de agua para su subsistencia; además de que la Academia, alienta a la responsabilidad y conciencia con el preciado recurso, y ciudadanos organizados civilmente, inciden para conservar el bien más preciado de Chihuahua, su agua.

Carmen Julia Navarro, especialista en temas hídricos, explica que estos recursos se dividen, conforme a su fuente, en agua superficial y agua subterránea; ambos necesitan una atención especial. Sin embargo, la mayor fuente con que se abastecen los diferentes usos y la mayoría de las actividades socio económicas y del consumo humano es el agua subterránea.

El estado solicitó el apoyo a la Federación por la sequía que se genera / Foto: El Heraldo de Chihuahua

“La situación es crítica porque vemos que conforme los datos oficiales que maneja la Conagua, es mayor el grado de presión y sobre explotación de estos acuíferos. El manejo del agua subterránea es la suma de diversos esfuerzos individuales; también es difícil, porque no se ve. No nos preocupamos por ella, porque entre más profundo excavemos, podemos sacar el agua, pero eso significa mayor polución del agua”, detalla.

Los 61 acuíferos que hay en el estado de Chihuahua, donde están emplazadas las ciudades más importantes, están sobreexplotados con el doble de extracción, por la recarga que se tiene. Sin embargo, los acuíferos con mayor problemática son los destinados al uso agrícola, donde es preocupante que llegue el Día Cero.

“Cada acuífero tiene una posibilidad de un tiempo determinado que depende del grado de sobre explotación y conciencia que hagamos. Estamos a tiempo para tomar medidas para estabilizar esa explotación y que cada vez alarguemos más que llegue el Día Cero, porque esa agua ya no se va a recuperar”, explica la especialista.

Cuando los acuíferos se agotan, detalla, el suelo se compacta y se pierden los espacios naturales donde se almacena el agua subterránea. Además, la forma de precipitaciones en la ciudad de Chihuahua, un promedio de 11 días al año y se captan 150 mm por día, no permite la recarga de acuíferos.

Sin embargo, el director de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Chihuahua, Alan Falomir, considera que en la ciudad no existe una problemática tan grande como para estimar un Día Cero, “porque el 98.5% que utilizamos para nuestras redes de agua potable provienen de fuentes hídricas subterráneas -160 pozos-; es diferente a Monterrey, porque ellos distribuyen en su agua potable de presas. Aquí, de la Presa Chihuahua tomamos 1.5% de lo que suministramos en la ciudad”.

Actualmente hay 148 pozos en funcionamiento completo, y el resto, están en reparaciones.

El funcionario municipal acota que hay acciones que están realizando para evitar los abatimientos en los pozos.

“Si nos quedáramos sin hacer ninguna acción, quizá ese Día 0 llegaría entre 17 y 20 años. Pero estamos haciendo trabajos y estudios preventivos, junto con la Junta Central y otros entes públicos. No hay riesgo ni a corto, mediano ni largo plazo para Chihuahua”, afirma.

En contraste con el optimismo oficial, el colectivo medio ambientalista Salvemos los Cerros de Chihuahua enlista los factores que acercan a la ciudad a ese día catatrófico: la desigualdad en el acceso al agua, la falta de una gestión democrática, transparente, científica y efectiva del agua, y la política de sobre explotación que, advierten, conduce al precipicio.

“Es indignante que mientras muchas familias tienen agua de pipa por tandeo, o tienen agua sólo un par de horas al día y deben juntar agua con tambos o de plano familias que no tienen acceso al agua como en la colonia Adición Rubén Jaramillo del Cerro Coronel, las grandes industrias y agro industrias consumen cantidades masivas de agua”, manifiesta.

El colectivo se pronuncia porque “Agua para la vida y no para el capital y sin cerros no hay agua, sin agua no hay vida. No queremos ser como Monterrey, tenemos la capacidad intelectual y financiera como gente de Chihuahua para prevenir esta gran crisis que se avecina, pero debemos ser firmes y contundentes para dejar atrás los intereses minoritarios de grupúsculos que imponen la escasez, la contaminación y la destrucción de las cuencas hidrológicas”.

Paloma Sánchez | El Heraldo de Chihuahua


Se agota el tiempo para BC

En la zona costa de Baja California el agua cada vez es más cara y más escasa. Los mil 850 millones de metros cúbicos anuales que llegan al estado desde su principal fuente de abastecimiento, el Río Colorado en Estados Unidos, ya no son suficientes para cubrir la demanda y el tiempo para resolver esto, se agota.

“Estamos en rojo”, dice Manuel Becerra Lizardi, miembro de la Asociación Mexicana de Hidráulica (AMC), sección Baja California.

A la par, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt), la paraestatal que da el servicio de agua potable a Tijuana y Rosarito, aumentó la tarifa desde este año con autorización del Congreso local. Las familias que consumen el mínimo, es decir hasta 5 metros cúbicos mensuales, pagan ahora 108.81 pesos mensuales, cuando en 2021 su recibo era de 99.84 pesos.

Contaminación en el Río Bravo / Foto: Cuartoscuro

Desde este año, Baja California tuvo que reducir por acuerdo internacional, y por segundo año consecutivo, su consumo de agua del Río Colorado.

Es una reducción de 99 millones de metros cúbicos porque hay menos deshielo en las montañas y por lo tanto menos líquido para repartirse con el país del norte que también tuvo que reducir su consumo.

Alfonso Cortez Lara, investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente en El Colegio de la Frontera Norte (Colef), dice que el recorte recaerá principalmente en la zona agrícola de Mexicali que recibe 80% de toda el agua que viene del río, desde Estados Unidos.

“Los 99 millones son el promedio del consumo de toda la ciudad de Mexicali en un año. Una ciudad de un millón de habitantes. O hablando en otros términos comparativos, el agua que alcanza para regar en el Valle de Mexicali 10 mil hectáreas”, mencionó.

El tratado de aguas internacionales es de 1944 y el acueducto que conecta el distrito de riego en la capital con la zona costa, atravesando la Rumorosa, se construyó entre 1976 y 1984.

Desde entonces, los porcentajes de distribución del agua no han sido actualizados conforme a la población aunque los agricultores terminan vendiendo el agua que no usan a las ciudades que la necesitan, y tampoco se ha construido otra gran obra como el acueducto para obtener otras fuentes de abasto.

Leonardo Arturo Caloca Galindo, presidente del segundo Consejo directivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica, sección Baja California, afirma que sencillamente las necesidades del estado en esta materia no han ido “acompañadas de un apoyo federal”.

“De aquí, hasta que se construya una obra de esa naturaleza (el acueducto), cada vez en nuestras casas vamos a ver que día con día va a bajar la cantidad de agua, vamos a tener más tandeos porque ya no alcanza y la población sigue creciendo”, advierte.

Eso es lo que se ha visto la última década, principalmente en el verano, cuando la zona costa que concentra aproximadamente el 50% de los 3.7 millones de habitantes del estado padece aleatoriamente calurosos días sin agua.

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Caloca aseegura que las opciones para resolver el problema en zona costa van desde explorar los pozos acuíferos de Tijuana (algo que ya se ha venido intentando con mayor o menor éxito por la Cespt en los últimos años); tratar aguas para rehúso en vez de tirarlas al mar como sucede hoy, y la desalación con un proyecto “pequeño” que vaya creciendo según las necesidades del estado.

“Esa sequía no se va a acabar mañana ni pasado”, subraya enviando el mensaje de que el tiempo se agota.

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