/ lunes 17 de febrero de 2020

Prevalece opacidad en sistema de salud, afirma Manuel Huerta

México destina 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto en salud, cuando debería estar como mínimo en 5 por ciento, tirándole a 6 por ciento del PIB

En México no existe la cultura de la fiscalización, de transparencia en el gasto en salud. El sistema se maneja mucho en la opacidad ya que hay 77 mil millones de pesos del Seguro Popular de 2019, que no están justificados cómo se gastaron, en qué se gastaron y por qué se gastaron.

Además, no hay proporción entre lo que se gasta y el grado de satisfacción y de buenos resultados en los servicios de salud, que en el caso del Seguro Popular es de 45 por ciento, según afirmó en entrevista con El Sol de México el diputado Manuel Huerta Martínez.

Médico de profesión, especialista en Urología, el legislador de Morena, quien trabaja en Guerrero, en la región del Alto Balsas, también denunció que, en 80 pueblos de la zona indígena náhuatl, no llegan los servicios de salud y se padece de alta desnutrición e insalubridad.

Destacó, asimismo, que como señala la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (OCDE), México está al final de la lista en materia de satisfacción de los servicios sanitarios por causas como mal trato, falta de medicamentos, retraso en las citas de hasta cuatro meses para cirugías, medicamentos de mala calidad, entre otras.

“Gastamos tantos millones y no vemos cómo impactaron en el servicio de salud y si se obtuvieron buenos resultados. No conocemos sí efectivamente la gente se siente satisfecha y sí el trabajo médico se hizo bien”, afirmó.

Consideró que desafortunadamente no existe en el país una cultura de autoevaluación que diga: operamos 10 mil apéndices, pero cuántas se complicaron, cuántas personas fallecieron.

¿No hay estadísticas?, se le preguntó

“No, no las hay. El Sistema de Salud se maneja en la opacidad. Como esto tiene que ver con los estándares de salud internacional, se justifican diciendo que México destina 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en salud, cuando es muy bajo y debería estar como mínimo en 5 por ciento, tirándole a 6 por ciento del PIB”, respondió.

El legislador aseguró que de alguna manera se justifica la situación en que se encuentra el sector salud en el país, por la manera que de manera “mañosa” ejercieron su trabajo los directivos que estuvieron en la Secretaría de Salud, pero subrayó que la mala atención continúa en los servicios sanitarios.


¿Por qué tantas quejas en el sistema de salud?


-Porque no hay empatía, ni buena comunicación. No es solo acudir al médico y recibir una receta. Es tener información, recibir buen trato, pero actualmente el médico trabaja a la defensiva porque de antemano piensa que los pacientes son futuros demandantes. Damos por hecho que, con el mal servicio, vamos a entrar en controversia y confrontación.

Huerta Martínez denunció, además, que el gobierno federal y sus programas no llegan a todas las zonas marginadas, donde la población no tiene la cultura de reclamar sus derechos.

“Por ejemplo, las calles de los pueblos de Guerrero están llenas de marranos, gallinas, de pisos de tierra en el interior de las casas. Hay mucho perro callejero, y todo esto impacta en la salud. Agua potable, de dónde. Programas de vacunación, lo hacen cuando quieren, primero porque las campañas no llegan y segundo, porque no tienen información”, dijo.

Agregó que sus habitantes piensan que cuando el gobierno federal llega con las vacunas no saben sí se las deben poner, porque no hay promotores de la salud que les informen sobre las ventajas de la vacuna y les digan que acudirán a las escuelas a vacunar a los escolares.

Es un círculo vicioso -afirmó- por un lado, el gobierno no promueve la salud y por el otro, los habitantes de los pueblos vulnerables, pobres, no demandan los servicios, porque no saben que tienen esos derechos.

Según el legislador, sólo en el Alto Balsas existen como 80 pueblos bajo esas condiciones en los que, además, existe la barrera del idioma.

¿Cómo sobreviven estos pueblos?

“Son pueblos fantasmas, donde todos los jóvenes se van a trabajar a Estados Unidos, y sí no tuvieran esa afluencia de dólares, morirían; literalmente, sobreviven, pero no ´solo en Guerrero, sino en Oaxaca y Chiapas, la situación es similar”, concluyó.

En México no existe la cultura de la fiscalización, de transparencia en el gasto en salud. El sistema se maneja mucho en la opacidad ya que hay 77 mil millones de pesos del Seguro Popular de 2019, que no están justificados cómo se gastaron, en qué se gastaron y por qué se gastaron.

Además, no hay proporción entre lo que se gasta y el grado de satisfacción y de buenos resultados en los servicios de salud, que en el caso del Seguro Popular es de 45 por ciento, según afirmó en entrevista con El Sol de México el diputado Manuel Huerta Martínez.

Médico de profesión, especialista en Urología, el legislador de Morena, quien trabaja en Guerrero, en la región del Alto Balsas, también denunció que, en 80 pueblos de la zona indígena náhuatl, no llegan los servicios de salud y se padece de alta desnutrición e insalubridad.

Destacó, asimismo, que como señala la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (OCDE), México está al final de la lista en materia de satisfacción de los servicios sanitarios por causas como mal trato, falta de medicamentos, retraso en las citas de hasta cuatro meses para cirugías, medicamentos de mala calidad, entre otras.

“Gastamos tantos millones y no vemos cómo impactaron en el servicio de salud y si se obtuvieron buenos resultados. No conocemos sí efectivamente la gente se siente satisfecha y sí el trabajo médico se hizo bien”, afirmó.

Consideró que desafortunadamente no existe en el país una cultura de autoevaluación que diga: operamos 10 mil apéndices, pero cuántas se complicaron, cuántas personas fallecieron.

¿No hay estadísticas?, se le preguntó

“No, no las hay. El Sistema de Salud se maneja en la opacidad. Como esto tiene que ver con los estándares de salud internacional, se justifican diciendo que México destina 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en salud, cuando es muy bajo y debería estar como mínimo en 5 por ciento, tirándole a 6 por ciento del PIB”, respondió.

El legislador aseguró que de alguna manera se justifica la situación en que se encuentra el sector salud en el país, por la manera que de manera “mañosa” ejercieron su trabajo los directivos que estuvieron en la Secretaría de Salud, pero subrayó que la mala atención continúa en los servicios sanitarios.


¿Por qué tantas quejas en el sistema de salud?


-Porque no hay empatía, ni buena comunicación. No es solo acudir al médico y recibir una receta. Es tener información, recibir buen trato, pero actualmente el médico trabaja a la defensiva porque de antemano piensa que los pacientes son futuros demandantes. Damos por hecho que, con el mal servicio, vamos a entrar en controversia y confrontación.

Huerta Martínez denunció, además, que el gobierno federal y sus programas no llegan a todas las zonas marginadas, donde la población no tiene la cultura de reclamar sus derechos.

“Por ejemplo, las calles de los pueblos de Guerrero están llenas de marranos, gallinas, de pisos de tierra en el interior de las casas. Hay mucho perro callejero, y todo esto impacta en la salud. Agua potable, de dónde. Programas de vacunación, lo hacen cuando quieren, primero porque las campañas no llegan y segundo, porque no tienen información”, dijo.

Agregó que sus habitantes piensan que cuando el gobierno federal llega con las vacunas no saben sí se las deben poner, porque no hay promotores de la salud que les informen sobre las ventajas de la vacuna y les digan que acudirán a las escuelas a vacunar a los escolares.

Es un círculo vicioso -afirmó- por un lado, el gobierno no promueve la salud y por el otro, los habitantes de los pueblos vulnerables, pobres, no demandan los servicios, porque no saben que tienen esos derechos.

Según el legislador, sólo en el Alto Balsas existen como 80 pueblos bajo esas condiciones en los que, además, existe la barrera del idioma.

¿Cómo sobreviven estos pueblos?

“Son pueblos fantasmas, donde todos los jóvenes se van a trabajar a Estados Unidos, y sí no tuvieran esa afluencia de dólares, morirían; literalmente, sobreviven, pero no ´solo en Guerrero, sino en Oaxaca y Chiapas, la situación es similar”, concluyó.

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