El barrio 18 depende aún de la extorsión y del narcomenudeo

A pesar pandemia del Covid-19, ellos siguen trabajando sin problema ya que sus clientes son adictos

Miguel Rojas | Diario del Sur

  · sábado 6 de junio de 2020

No les importa el coronavirus el barrio 18 seguirá trabajando, dicen/ Foto: Miguel Rojas | Diario del Sur 


Uno de los actuales líderes del Barrio 18 describe su zona influencia al norte de la ciudad, su disputa con enemigos por el control de la venta de estupefacientes y las extorsiones a choferes de colectivos de diferentes rutas.

En entrevista exclusiva vía telefónica para Diario del Sur, quien se hace llamar ‘Esquéletor’, mencionó que a pesar de la pandemia ellos siguen trabajando sin importar el horario, ya que sus clientes buscan la mercancía.

“Odiamos a todos los MS-13, no porque controlen el lado sur de la ciudad empezando desde el parque central Miguel Hidalgo, sino porque se quieren pasar de listos intentando robarse a nuestros clientes. Estamos armados y con mis hermanos listos para cualquier batalla. La policía no nos intimida en ningún momento ya que nosotros estamos para morir por el barrio si es necesario”, amenazó.

Foto: Miguel Rojas | Diario del Sur 

Reiteró que también recurren a la extorsión de diferentes rutas, imponen una cuota semanal a los choferes y de no hacerlo buscan a sus familias, por lo que acceden sin problema alguno y guardan silencio.

La droga que más se comercializa las colonias 5 de febrero, Xochimilco, las Américas, Monte Negro, Galaxias, el Rinconcito, los Ángeles y Paraíso es la marihuana. Cada bolsita en gramos oscila entre los 200 a 300 pesos.

Es de estatura alta y complexión delgada, tiene tatuajes en su pecho, espalda y pierna con los números 18, otros con la imagen de la muerte y lágrimas de los que fueron ultimados por él mismo. Se define como una combinación entre mexicano y guatemalteco, ya que sus padres se conocieron en un viaje hacia el territorio chapín.

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Su mirada no demuestra piedad ni mucho menos temor, camina entre sus hermanos como el líder de la manada, en la cintura porta una daga mientras que en la mano siempre consume un cigarrillo de marihuana. Mantiene un humor satírico y siempre empeñado a defender a los suyos a costa de cualquier cosa. Aun no ha caído en la cárcel.

El respeto y el lugar se lo ganó desde muy pequeño cuando vivía en la zona 18 en Guatemala. Desde los 9 años ya sabía cómo disparar un arma hechiza denominada

“chimbas” y su primer encargo fue eliminar a un contrario al que ultimó a balazos. Aun lo recuerda como si fuera ayer.

“Tenía que hacerlo para ganarme el respeto. Al principio me tembló la mano y la sensación de verlo caer me hizo derramar unas cuantas lágrimas, pero después recordé que el valor es primero. Lo había seguido desde hace varios días. Pase desapercibido por ser tan solo un niño y así me convertí en uno de los pesados del barrio 18”, afirmó.

/BJ